En 1993, el Emir de Dubái, Mohammed Ibn Rashid Al Maktoum, se vio envuelto en un romance con una mujer griega llamada Zoya Grigorakos. Aunque no tenía la intención de casarse con ella, el Emir optó por un matrimonio mizyar, un tipo de matrimonio temporal permitido por el Islam.
De esta relación nació Christina, quien fue criada por su madre en Londres, inmersa en costumbres europeas. Durante los primeros 16 años de su vida, Christina fue cristiana y recibió apoyo financiero de su padre, según susurros de personas cercanas.
A los 16 años, Christina se trasladó a Dubái, abrazó el Islam y adoptó el nombre Mahra, que le fue otorgado por su padre junto con un título real.
En 2023, la boda de Mahra capturó la imaginación de internet, evocando tonos del cuento de Scheherazade.
Mientras sus medias hermanas buscaron refugio en Europa, Mahra permaneció en Dubái, convirtiéndose en tema de discusión global.
Hoy en día, es aclamada como el epítome de la belleza oriental.
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