La partida de Enrique Lizalde, uno de los actores más destacados en la historia de las telenovelas mexicanas, dejó un profundo vacío en el mundo del espectáculo. Su fallecimiento, ocurrido el lunes por la mañana, fue confirmado por su familia y ha generado una ola de reacciones entre quienes admiraban su trayectoria y su carisma único.
El deceso del actor, que tenía 77 años, fue atribuido a un cáncer de hígado que lo aquejó durante un tiempo relativamente breve. Según información compartida por sus familiares, Lizalde pasó sus últimos momentos acompañado por su esposa, Tita Grieg, y rodeado del amor de sus hijos y nietos. “Mi papá siempre fue un hombre íntegro, dedicado a su familia, especialmente en estas últimas semanas. Aunque su enfermedad avanzó rápidamente, nos reconforta saber que no sufrió mucho”, expresó su hija Claudia Lizalde.
La noticia de su muerte se dio a conocer en las primeras horas del lunes, señalando que el actor falleció en su hogar, ubicado en la Ciudad de México, alrededor de las 9:00 de la mañana. La familia ha optado por realizar un homenaje privado, acorde al carácter reservado que siempre distinguió a Lizalde, y aún no se ha informado si habrá algún tributo público para celebrar su legado.
Los restos del actor serán cremados este mismo martes, y sus cenizas se colocarán en un nicho del Panteón Jardín, un lugar emblemático en México donde descansan otras figuras destacadas del entretenimiento.
Enrique Lizalde, recordado por sus memorables papeles en telenovelas icónicas como Corazón salvaje y El derecho de nacer, marcó una época en la televisión mexicana. Su talento actoral, sumado a su voz inconfundible y su presencia escénica, lo convirtió en uno de los intérpretes más admirados por el público. A lo largo de su carrera, Lizalde construyó un legado artístico que trascendió generaciones, dejando una huella imborrable en la industria.
Aunque siempre destacó en la pantalla, Lizalde se caracterizó por mantener su vida personal lejos de los reflectores. Esa misma discreción fue respetada por su familia tras su fallecimiento, optando por un manejo íntimo de su partida. Sin embargo, la noticia de su deceso rápidamente captó la atención de los medios y las redes sociales, donde cientos de mensajes han resaltado su contribución al arte y su influencia en las generaciones de actores que lo siguieron.
En un comunicado breve, su familia agradeció las muestras de apoyo y cariño, y pidió privacidad en este difícil momento. “Nos queda el consuelo de saber que vivió una vida plena, rodeado del amor de los suyos y dejando un legado que será recordado por siempre”, expresó uno de sus hijos.
La partida de Enrique Lizalde marca el fin de una era para la televisión mexicana. Sus actuaciones, que se caracterizaron por una intensidad emocional y una dedicación total al oficio, seguirán siendo una fuente de inspiración para quienes ven en el arte un vehículo de transformación y belleza.
Hoy, México despide no solo a un gran actor, sino a un hombre que supo conquistar corazones con su talento y su humildad.
